martes, 28 de julio de 2009




Bad day, worst month, awful life…

Tenía en mi mente muchos sentimientos enmarañados, un torrente de dolor, un volcán de pasión apagado…
Sentía ausencia, impotencia, un vacio enorme, una herida que aun sangraba por tu indiferencia.
Mi pragmatismo me dice que está bien, que es lo mejor para todos, pero hay un dolor punzante que solo se cura con tus besos, y no me deja creerle del todo al pragmatismo.
Tuve que salir a respirar un aire menos pesado, tenía que sentirme libre, sin paredes ni nadie que pudiese percibir mi lamentable tristeza. Me encontraba rodeada de gigantes majestuosos, tan inmutables, con su presencia tan apacible, sus brazos se movían con el vaivén del aire, produciendo una música hipnótica y relajante.
Realmente me sentía bien en ese espacio tan neutral y tan natural, no me dolían esos kilometros que me separaban de ti… por fin me sentía a salvo.
Pero no… llegó alguien parecido a ti, en seguida lo escaneé y me dije: el mío es más guapo, más alto, es mejor. Mío, ja ja que falacia mas hilarante. Maldición, esto no se cura tan pronto. Cuanto tiempo tiene que pasar para que dejes de dolerme? Estoy vulnerable, me di por vencida.
Regrese a mi casa mientras las nubes grises y mal encaradas urdían un aquelarre, empezaron a caer gotas violentas que dolían, se mezclaron con mis lágrimas y solo pude preguntarme:
Será siempre así? Podre estar bien algún día? Menguara mi estupidez por fin? Segura de que no recibiría respuesta mire al cielo buscándola… ahí estaba, un gran arcoíris con sus colores tan cálidos, tan tangible y lejano al mismo tiempo, el más hermoso que había visto. Maravillada seguí mirando y, para mi sorpresa otro arcoíris más grande apareció sobre el primero. Un esbozo de sonrisa apareció en mi rostro.
Definitivamente alguien quería hacerme sentir bien esa tarde…
Para I. con cariño.

martes, 21 de julio de 2009


Esa noche mi habitual insomnio parecía haberse esfumado, tenía tanto sueño que ni siquiera alcancé a desvestirme y caí rendida, encima de libros que suelo tener sobre la cama. Soñé que estaba con él, estaba en su casa, me integraba a su entorno y me sentía cómoda ahí. Él me abrazaba todo el tiempo, y me susurraba poemas en un idioma desconocido, aunque no los entendiera me estremecía escuchándolos… su sonrisa resplandecía en ese paisaje parduzco, y me hipnotizaba con su mirada.
Luego se paró frente a mí y desabotonó su frac, sacó de su bolsillo una flor única, como la del Principito, una flor de cristal azul, con un aroma tan fresco, tan inigualable. Yo lo tomé enseguida, estaba feliz, porque esa flor simbolizaba para mí un pacto, o la esencia que tanto esperé. Pero al estar en mis manos el cristal se volvió filoso, punzante, mis manos estaban heridas, sangraban, mientras se alejaba en silencio, yo lo miraba estupefacta, esperando una explicación, pero SILENCIO, solo eso recibí.
Sentí que mis lágrimas me ahogaban y desperté sobresaltada.
Cuánta razón tienes Saint- Exupery “es tan misterioso el país de las lagrimas”.
No sé cuánto de mi sueño fue real…
No hay heridas ni cicatrices. Solo sé que te fuiste, y que el silencio sigue ahí.