domingo, 12 de abril de 2015

Esas noches...

“Te he desvestido despacio, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. En la penumbra el único sonido que podía percibirse era el de tu respiración acelerada y tus latidos corriendo a velocidad. Una ventana entreabierta dejaba entrar la luz grisácea de la luna que lamía tus contornos, dibujando esa milagrosa curva que se deslizaba a través de tu cintura. Me besabas, sin prisa, calibrando cada movimiento y guiando los míos, como si de antemano supieras qué más iba a hacer. Y durante toda una noche nos escondimos del mundo, y nos abrimos para nosotros un universo de esos que solo se comparten entre dos. Aquella noche tú y yo nos quitamos la ropa, el miedo, y las ganas que teníamos por tocarnos. Tu cuerpo fue ese espejismo de placer de cuyo recuerdo más de un infeliz como yo podría vivir cien años.”
— Julián Coubert