Eras la dicha? Acaso... Eras el sufrimiento? Quizas...
Amor o engaño, éxtasis o tormento, te alejaste...
Y mis ojos no han de volerte a ver.
Y todavía surges en el fondo del olvido,
con la tristeza vaga de lo que nunca ha sido
y el misterioso encanto de lo que pudo ser!
Francisco M. de Olaguíbel